08 noviembre 2010

Cambios



Hay que ver que rápido pasa el tiempo. Apenas hace dos días aún bageabamos en la arena de la playa, disfrutando y nutriéndonos del sol que con su brillante luz nos coloreaba la piel. Y ahora, a día de hoy, ya vamos con abrigos, bufandas, y hasta algún que otro guante. Ah, y cinco pares de calcetines. (Vale, tal vez es un poco exagerado) Pero lo que intento decir, es que en tan poco tiempo las cosas han cambiado irremediablemente. Y lo del tiempo es tan solo, una triste y pobre metáfora de lo que realmente importa. Porque, ¿De verdad es lo mas importante llevar unas botas o unas chanclas? Comparado con el proceso de nuestras vidas, entiéndase.
Estamos constantemente en un proceso de cambio, interminable hasta la fiera muerte. Y no hablo de la adolescencia, que altera las hormonas de forma admirable; no, me refiero mas bien al cambio de nuestro interior, de pensamientos, de sentimientos...De hecho, entre lo que pensamos y lo que sentimos existe una pequeña relación recíproca de sensibilidad. Y no es mas importante lo que pensamos que lo que sentimos, ni al contrario, creo que sólo hay que encontrar un equilibrio, como en la mayoría de las cosas. Por supuesto, no es que yo lo haya encontrado, ese equilibrio, digo, y me aventúo a asegurar que casi nadie lo ha conseguido. Por lo cual no tengo derecho a dar explicaciones sobre esto, sin embargo, aunque cuando lo escribo lo hago para que algún alma aburrida y compasiva lo lea, también lo escribo para mi, para hacer razonar a mi cerebro y que se de cuenta de que la perfección que busco no existe, que realmente la perfección será perfecta para mi cuando los defectos me parezcan perfectos.