08 enero 2011

Los juegos del hambre

Ayer por la noche, acabé le leer Sinsajo, el último libro de la trilogía Los Juegos Del Hambre. La verdad es que quedé impactada, o estupefacta, la verdad no sé cual es el mejor adjetivo para describir mi sensación, pero de todas formas lo que importa es que esos tres libros me han llegado. Si, me han legado al corazón. Pocos lo han echo. Es verdad que todos los libros que he leído desde que descubrí lo maravilloso que es, son parte de mi, un recuerdo en lo mas intrincado de mi ser que se quedará ahí para siempre. También es verdad que algunos se quedan mas que otros, como una bandada de pájaros que emigra para escapar del frío, pero siempre hay algún pobre rezagado que se pierde. Bueno, en realidad eso es también una metáfora de la vida misma, los animales son una pobre metáfora de lo que los seres humanos somos.
Y llegados a este punto, ya os debéis estar cuestionando mi punto de cordura, así que, ¿porque no acabar lo empezado?
Para mi, cada personaje descrito en un libro es un alma humana. Todos hemos sido creados. Tos hemos crecido siguiendo unos patrones. Algunos mas, y otros menos, pero todos tenemos rasgos de nuestros creadores. Incluso los personajes de los libros. Por lo tanto, ahora hilando fino sobre un libro en concreto, Los Juegos del Hambre, me ha llegado al corazón. Porque sus personajes eran reales. Sufrían de verdad, reían de verdad, y amaban de verdad.