30 marzo 2011

Confesiones de una hobbit medio bruja.


Vivía en Fangorn con los ents hasta que un medio gigante me trajo a Hogwarts donde conocí a mis padres, Gandalf y Galadriel, ah, yo soy Sauron, en mi forma mas humana. Tengo un hermano elfo,Dobby, que no quiere matar a nadie, solo me proteje. Mi libro favorito se titula Los Cuentos de Beedle el Bardo; mi madre me los leía hasta que cumplí 6 años, cuando fuí acceptada en la escuela. Allí, conocí a Legolas y a Luna Lovegood, que se han convertido en mis mejores amigos. También conocí a mi archi-enemigo, llamado por muchos el Barón Sanguinario, que es un fantasma. 
Cuando vivía en la cabaña con mis padres, tenía dos animales de compañía, Aragog, una araña gigante, y un Hipógrifo (entre ellos no había buena relación).
Admiro mucho a Sheldon Cooper ( practico la religión creada por él de : Knoc, knoc, Penny...), y tanto mi abuela Bel·latrix como Sirius, su marido, son mis segundos padres.
Mi professora favorita es Treawnley, que enseña Quiddich.

Siempre me han gustado dos chicos, Tom Ridlel y Sam, el jardinero de Bolsón Cerrado. El problema es que no me decido por decirselo a ninguno, la verguenza siempre me gana. Pero sé que un día tomaré una decisión, me armaré de valor y declararé mi amor.

29 marzo 2011

Inevitable


A veces mi corazón añora,
una alma compartida,
una vida que querer,
un fuego por encender.

A veces mi corazón añora,
ese ángel esperado,
el deseo desenfrenado,
el recuerdo a recordar.

A veces mi corazón añora,
poder latir con alas libres,
morir por su mirada,
vivir por ese amor.

[...]

PD: No está acabado, pero no me veo con corazón de acabar-lo, disculpadme.

19 marzo 2011

Luz (Parte III)


<< No. No. No. Es imposible. No. >>Eso fue lo primero que apareció en mi mente. ¿Lo segundo? Nada. Para ser más exacta, la nada. Un enorme y oscuro abismo se asomó ante mi, solo por una fracción de segundo. Luego volví a la realidad. A la realidad en la que Carlos me decía que tal vez él no despertaría.
-¿Alicia?- No respondí.-Alicia, dime algo.
-¿Qué quieres que te diga?- pregunté con una voz un tanto mas grave de lo deseado. Carlos no dijo nada, solo me miró, y en el momento oportuno, cuando empezaba a desmoronarme me abrazó.
Y allí nos quedamos los dos, abrazados, intentando pensar que todo iría bien. Pero no éramos ilusos, y tras un rato de repetitivas negaciones y imposibles, comprendí que Carlos tenía razón, el médico tenía razón, había un cincuenta por ciento de posibilidades de que él no despertara.
Y eso me mataba, pero no podía engañarme y pensar que eso era imposible, porque no lo era, era real, tan real como que yo estaba viva y él quizás no. En ese instante deseé estar en su lugar.
¿Y si fuera yo la que estuviese inconsciente en una cama de hospital con la posibilidad de no despertar jamás? Pero el ser humano es egoísta. Es capaz de amar, de amar con toda su fuerza, pero el instinto de supervivencia es aún más fuerte, y el pensamiento se desvaneció de mi cabeza rápidamente.
Carlos me trajo un vaso de agua, y al beberlo, noté que mi boca necesitaba esa agua, necesitaba desprenderse de ese amargor intenso que desprendían mis glándulas salivales.
-Carlos, cuando el otro día te conté lo sucedido, no te enfadaste ni me reñiste, y acepto –disfruta de este momento porque no se repetirá- que tenías motivos para hacerlo.
Carlos tardó unos segundos en hablar.
-Alicia, lo último que necesitabas en ese momento era que te riñeran. Todos hacemos alguna vez cosas malas, y por mucho que nos riñan o nos castiguen lo que verdaderamente sirve para no cometer el mismo error es darse cuenta uno mismo de que lo que ha hecho está mal, y tú lo hiciste, y lo rectificaste, así que no habría conseguido nada enfadándome.
-¡Pero yo no lo rectifiqué, lo empeoré todo!
-No Alicia, salvaste a mucha gente, le salvaste a él y te salvaste a ti misma.
-¿A cambio de qué? ¡De otra vida! ¡No, de dos vidas! ¿y valió la pena al fin y al cabo? Él  está en coma, no sabemos si logrará salir, y si no…si no llega a despertarse, yo…yo tampoco despertaré nunca.
Carlos puso sus manos en mis mejillas, impidiéndome apartar la mirada de sus ojos.
-Estas aquí, viva, él va a salir de esta, porque te ama, es fuerte y luchará para salir de esta y poder estar contigo. Y tú también eres fuerte, y le amas, y créeme cuando te digo que…-los ojos de Carlos brillaban como dos diamantes a la luz del sol, transparentes de recuerdos que había intentado olvidar – el amor convierte a los humanos en los seres más fuertes, poderosos e invencibles.

To be continued...

16 marzo 2011

luz (Parte II)




Hay cosas en la vida que es mejor no ver. Cosas de las que te arrepientes. Esta no. Verlo en esa cama, inconsciente, como un ángel durmiente, dolió. Pero no me arrepiento de haber abierto la puerta. Porque aún con un ojo morado, una cicatriz atravesándole la mejilla izquierda, con montones de cables de colores por el cuerpo y mas vendas que la momia Tutankamón, seguía siendo él,  y seguía siendo perfecto.
Seguí avanzando hacia la cama, sintiéndome pesada, como si llevara a rastras una roca por el suelo.
Pero al mismo tiempo, mi cuerpo se sentía atraído hacia delante, ansioso por  tocar su rostro, por mantener un leve contacto con su piel, y que eso provocase el leve corriente eléctrico que recorría mi cuerpo siempre que me tocaba, y que ahora notaba en falta.
Al verle más de cerca, un pequeño engranaje de alguna parte de mi cuerpo se desencajó. Permanecía con los ojos cerrados, y yo necesitaba recorrer sus familiares ojos azules, sentir esa paz, esa tranquilidad y esa pureza que me transmitían.
Eso quedó compensado cuando acaricié su rostro levemente, como alas de mariposa acarician una flor.
Solo con ese contacto, solo con saber que él estaba ahí yo podía estar bien. Claro que, si, estaba ahí físicamente, pero su mente vagaba lejos  de allí.

Los días siguientes los recuerdo  difusos,  como uno de esos días de niebla en que no puedes ver más que lo que tienes justo en frente. Y yo tenía al amor de mi vida, inconsciente, sumido en un sueño feroz.
Iba y venía del hospital, solo lo dejaba por petición de Carlos –sinceramente, era obligación- ya que por mi me hubiese quedado en el hospital las veinti- cuatro horas.
Tampoco es que en casa hiciese mucho. Conseguía dormir una o dos horas seguidas, pero siempre me despertaba abruptamente con una sensación amarga en el pecho y en la garganta.
-Alicia- dijo Carlos de repente.- Mira, tengo que decirte algo.
Eso me asustó. Ambos estábamos sentados en el sofá de piel negro del salón. Eran las dos de la mañana, ninguno podía dormir, y aunque de fondo se oía la televisión, ninguno de los dos parecía tener mucho interés en ella, ya que la tele tienda no es lo nuestro.
-Eh…no sé muy bien como decir esto…Verás, el médico que ha aconsejado que te comente esto…-MÉDICO. Eso me puso con los nervios a flor de piel. Carlos parecía estar buscando la forma de explicarse.
-Carlos, prefiero que lo sueltes de una vez.
Él me miró, preocupado. Conocía esa mirada- de hecho todas sus miradas- y no me tranquilizaba para nada. Suspiró, y habló.
-Alicia, puede que él no despierte.

To be continued...

12 marzo 2011

luz


Durante los últimos escasos segundos, pude percibir el ruido de su corazón. Un ritmo rápido, con subidas y bajadas irregulares, un sonido alarmante, y tranquilizador a la vez. Estaba vivo.

Cuando desperté, en esa cama con sábanas blancas, con un tubo enganchado a mi brazo y con una sensación de malestar en el cuerpo, reconocí rápidamente el lugar.Esas cortinas verdes, y esa butaca azul con un tapiz de rayas no podía ser obra de nadie mas que de un decorador de hospitales. Y lo sabía porque había pasado parte de mi vida en ellos, en los hospitales, quiero decir.
Noté un olor extraño,un olor que reconocí poco después.
-Este café es asqueroso.- dije, con voz ronca.
Carlos, sentado a mi lado, se inclinó hacía mi con una sonrisa en los labios.
-Lo sé hermanita, ¿quieres un poco?-negué con la cabeza, aunque creo que con mi marcada mueca de asco ya la hubiera quedado claro.
-¿Cuanto hace que estoy aquí?- pregunté, incorporándome con cuidado, con la ayuda de Carlos.
-Dos días,una hora y...-miró su reloj-veinte minutos.
-¿Y cuando podré marcharme?- volví a preguntar.
Carlos seguía mirándome, pero sus ojos reflejaban que algo le preocupaba.
-Alicia, no quiero preguntas, quiero respuestas. ¿Qué pasó realmente?


Al final, conseguí que me dieran el alta dos días después. Contra mi voluntad, me llevaron a casa, y me hicieron cambiar de ropa. Mi hermano insistía en que debía descansar en mi cama, pero yo lo único que quería era volver al hospital.
Porque por extraño que pudiera parecer, durante los días que había estado en el hospital, no me habían dejado salir de la habitación. Y no es que no lo hubiese intentado, pero siempre que me levantaba, de puntillas para no hacer ruido, ahí estaba Carlos, con su café en mano, reteniendome en la habitación. Ese café podía oler a queso podrido, pero funcionaba mejor que ninguno.
Así que tras mucho insistir, y mucho negociar, esa noche acabé tumbada en la cama de mi habitación, observando las vacías paredes lilas.
No pegué ojo. Tampoco tenía muchas esperanzas puestas en ello. Por la mañana, cuando la luz del despertador marcó las siete, fui hacia el baño a ducharme, desperté a Carlos y desayunamos.
-Alicia, él aún no ha despertado, ya lo sabes, y tu aún no te has recuperado del todo, así que tal vez sería mejor que te quedases en casa...
-Ya me han dado el alta- respondí, cogiendo la chaqueta del armario de la entrada. -Y el médico manda.- añadí.
Yo sabía que él aún no había despertado, pero aun así, necesitaba verle, necesitaba saber que estaba ahí, aunque inconsciente, su corazón seguía latiendo.
Carlos pareció darse por vencido, porque al final accedió a llevarme al hospital, con su viejo Chevrolet.
-De verdad, no sé que le encuentras a este coche, es viejo, hace un ruido espantoso y gasta mucha gasolina, y tal como está el planeta no contribuye demasiado en la tarea de recursos naturales.- comenté mientras cruzábamos la calle que había frente al hospital. Carlos parecía nervioso, bueno, para ser sincera yo también lo estaba, por eso intentaba entablar conversación con él. Pero como su coche, él tampoco contribuía demasiado.
-Porque las cosas sean feas, o estén algo estropeadas no significa que no sean buenas, este coche me trae muy buenos recuerdos, es parte de mi vida, y eso es lo que me importa.
-Fantástico, así que tendré que aguantar ese ruido hasta que un día deje de funcionar.- Por mi cabeza empezaron a pasar diversas posibilidades de roturas de volantes y otros accidentes mecánicos.
-Ni se te pase por la cabeza. -me amenazó Carlos, adivinando mis pensamientos.
-Descuida, yo no mato ni a una mosca.- respondía, aunque me arrepentí al instante de haberlo dicho.
Carlos me miró con una mirada que conocía muy bien, y significaba "muy bien apuntado, hermanita".
La recepcionista del hospital me reconoció en seguida, y nos indicó la habitación 406.
Carlos dijo que iba a por un café, una escusa muy pobre, tratándose del café-queso-podrido. Yo me dirigí a la habitación, y sin la presencia de Carlos a mi lado los nervios fueron incrementando, hasta el punto de equivocarme de habitación. Cuando al final encontré la habitación correcta, no podía casi respirar. Me decía a mi misma que debía respirar hondo, pero eso me ponía aún más nerviosa.
Tal vez Carlos tenía razón y aún no estaba preparada.Tal vez, el verle inconsciente en esa cama solo empeoraba las cosas... Pero fuese como fuese, la necesidad de verle ganó al resto, y abrí la puerta.



To be continued...








03 marzo 2011

La Promenade, Claudio Monet


Una pintura me recuerda un cielo lleno de nubes, nubes con formas diversas, dragones alados, unicornios milenarios encerrados eternamente en una jaula inmensamente azul, serpientes que buscan una presa, caballos en busca de un caballero, elefantes con orejas gigantes... Un mundo irreal, imaginario, escrito en nuestras mentes, pero al fin y al cabo, un mundo. Nuestro mundo. Nosotros decidimos quien es el rey, y quien el esclavo. Quien protege, y quien es protegido.
De algún modo, cuando miro al cielo e imagino miles de criaturas fantásticas aguardando a que las descubra, pienso lo maravilloso que sería poder llegar a plasmar eso en un papel, para no olvidarlo nunca. Para no olvidar esa sensación de paz, de terror, de felicidad sinsentido, de incapacidad...

Una de las pinturas con las que más me identifico , simplemente al contemplarla, sin saber su verdadero significado, o el que el autor quiere darle, es La promenade, de Monet. Pintura impresionista francesa.


Puede que no resulte una pintura muy reveladora, pero para mi, y para mi estado de ánimo actual, es perfecta. Esa sensación de casi invisible transparencia, ese cielo en forma de torbellino, el claro-obscuro, el blanco del vestido de la dama...Todos estos rasgos hacen que esta pintura sea como mirarme a un espejo.

Nueva Sección: Arte y Música


Queridos virtual friends:
Ya acabados los exámenes (¡si!) y con una semana de vacaciones por delante, he podido rescatar un poco de tiempo para abrir una nueva sección en el blog. Bien, todos sabéis que soy una amante incondicional de la lectura y la escritura, y como os podéis imaginar, el arte y la música son temas que me apasionan también. Por eso, abro esta sección del blog dedicada a mis obras de arte y a mis canciones favoritas. Espero que os guste mucho y os deleitéis con la majestuosidad de las piezas que subiré.
¡Bueno, vamos a empezar!

Primeramente, aclarar que todas las obras, tanto de arte como de música, son elegidas por mi, según mi opinión, y en ningún momento diré que son las mejores obras hechas en el mundo, porque seguro que hay muchas otras que son aún mejores, simplemente estas lo son para mi, solo espero que en algunos casos compartáis mi opinión.
 Bien, en segundo lugar, todas las obras de arte tienen derecho de copyright de sus autores, yo solo las subo al blog para mostrarlas al mundo.

Y la tercera cosa, ¡Doy por inaugurada está sección!